labrador retriever

 

PASIÓN EN TRES COLORES

El Labrador Retriever es una de las razas mas extendidas en la cinofilia mundial, con una cada vez más amplia representación en el panorama nacional, que ha ido en aumento en los últimos años, como bien queda patente por el número de inscripciones en el LOE, o por el número de ejemplares que acuden de forma mas o menos regular a los distintos certámenes de belleza organizados por la RSCE. Se trata de una raza de lo más versátil y equilibrada , capaz de aportarnos una excelente compañía en nuestras rutinas diarias , y siempre dispuesto a mostrar sus  mejores aptitudes para el trabajo, ya sea como cobrador en el campo, o bien acompañándonos al realizar cualquier actividad deportiva al aire libre, donde merece una mención aparte su pasión por el agua que   lo convierte en un nadador excepcional. Es también el prototipo de perro familiar, ya que es poco dominante y suele tener una alta tolerancia y muy buena relación con los niños en el juego.

El Labrador Retriever es una de las razas caninas más populares del mundo. Su fácil mantenimiento, su adaptabilidad y su extraordinario temperamento han hecho que triunfe en todo el mundo como excelente animal de compañía.

La historia de la raza ha sido contada en numerosas ocasiones. Existen algunas controversias acerca de su origen exacto, que no se han ido resolviendo hasta años recientes, pero lo que no puede ponerse en duda es que, tal y como hoy la conocemos, se trata de una raza británica, por excelencia, pues fue en Gran Bretaña donde se desarrolló y homogeneizó como tal, independientemente de sus orígenes más antiguos. La raza Labrador Retriever se nos muestra, a día de hoy, como el paradigma de una sociedad en la que vivimos y asistimos a diario al fenómeno de la migración de pueblos que buscan sobrevivir lejos de su lugar de origen y que, con el paso del tiempo, dan lugar a nuevos tipos de población, nuevos pueblos, etnias y costumbres.

 Origen de la raza


Guarda el Labrador lazos comunes con otros retrievers y con perros como el Terranova, siendo más que probable su llegada original a las costas del Oeste de Inglaterra acompañando a los barcos de pesca procedentes de los bancos bacaladeros de Canadá.
Groenlandia, Terranova y la Península del Labrador fueron, desde finales del siglo XV, áreas codiciadas por las diferentes potencias coloniales debido, fundamentalmente, a la riqueza pesquera de sus mares.

Sin duda son los portugueses quienes tienen un papel preponderante en la exploración y explotación de la zona. Joao Fernandes, un propietario, terrateniente o, en portugués, “lavrador” de Isla Terceira, Azores, llega en 1499 a la zona y bautiza parte de la actual Groenlandia y la vecina costa oriental de Canadá como Terra do Lavrador. Casi al unísono, Gaspar Corte-Real, otro explorador portugués, llega y bautiza un área como Terra Verde (Groenlandia), mientras los ingleses prefieren utilizar el nombre dado por John Cabot: Nueva Tierra Encontrada, Newfoundland o Terranova.

La riqueza en pescado de la zona, especialmente de bacalao, así como el desarrollo de la técnica del salado, que permitía enviar el pescado a Europa y conservarlo durante años, lleva a muchos portugueses a establecerse y faenar en la zona.

Todos estos perros desarrollaban diferentes funciones y se fueron adaptando a su nueva vida en Canadá, así como cruzando entre si, hasta ir desarrollando un tipo nuevo de perro al que, genéricamente, se terminaría denominando Perro de St. John, en alusión a la ciudad costera de Terranova.

Este perro de St. John no era una raza uniforme y, en función del trabajo para el que era empleado, se fue dividiendo en dos tipos: uno más pesado, molosoide y con un pelo abundante, ancestro de los actuales Terranovas, y otro más ligero y versátil, capaz de viajar en barcas más pequeñas e incluso de desarrollar labores de auxilio en la caza en tierra, que sería el antepasado del Labrador y los demás Retriever actuales.

En cualquier caso, independientemente de sus orígenes, el Labrador Retriever fue desde el principio, una raza de trabajo que mostró unas habilidades innatas para el trabajo de recuperación en el agua, de las redes de los pescadores, aparejos e incluso peces, lo que llamó la atención de algunos aficionados a la caza, dedicados profesionalmente a negocios comerciales y de pesca que les vinculaban con las zonas portuarias, especialmente en los puertos de Bristol y Cardiff, receptores de las saladas cubas cargadas de bacalao canadiense, y que les hicieron adquirir algunos ejemplares para utilizarlos en la caza de aves acuáticas.

A partir de ahí se iniciaría una labor de selección y crianza en el último tercio del siglo XIX que llevaría, en muy pocos años, a hacer del Labrador una de las razas preferidas por cazadores en Gran Bretaña y más adelante, en todo el mundo.


Los Pioneros

Sin duda los culpables del éxito del Labrador Retriever son aquellos que desarrollaron la raza en los primeros tiempos. Fueron estos pioneros quienes marcaron el devenir de una raza maravillosa, seleccionando los primeros ejemplares con una clara idea de su utilidad y belleza, aunque seguro sin saber que estaban siendo responsables del nacimiento de la raza más popular del mundo en la actualidad.

Debemos nombrar al Honorable A. Holland-Hibbert, posteriormente Lord Knutsford, propietario del afijo Munden en Hertfordshire, de quien tenemos noticias de su libro de cría desde 1884. En Escocia el Duque de Buccleuch ya había empezado a criar con anterioridad, siendo considerado el pionero de la raza. Sus ejemplares darían lugar a la llegada a la raza de Lord Malmesbury, otro de los pioneros.

Lorna y Bolo

Pero por encima de todos ellos destacó una mujer, Lorna, Condesa de Howe, a quien todos los amantes de la raza debemos eterna gratitud por su clarividencia y talento así como por la devoción y lealtad a la raza que profesó a lo largo de toda su vida. Un perro singular marcó el devenir de su criadero, el Campeón Dual Banchory Bolo, de quien tenemos múltiples referencias fotográficas y protagonista de una hermosa historia que no puedo por menos que relatar.

La Condesa de Howe era propietaria, a principios del Siglo XX, de un Labrador llamado “Scandal”, muy valorado por sus virtudes físicas y de trabajo. Dicho macho sólo pudo producir una camada ya que murió de tifus contraído después de cazar patos en un área pantanosa. Dicha camada estaba compuesta por trece cachorros, de los que tan sólo uno era un macho. En su momento el cachorro había sido vendido, aunque posteriormente fue revendido hasta en dos ocasiones más pues resultaba un perro muy difícil de entrenar debido a su temperamento. Lorna, a la muerte de Scandal, se decidió a recomprar el perro pues estaba determinada a tener un hijo de su primer Labrador y no quería perder dicha línea, por lo que, a pesar de todo lo que sus propietarios le dijeron, volvió a comprar a Bolo.

Un día, viviendo en Walcott, Bolo estaba en el patio del kennel haciendo ejercicio cuando de repente salió huyendo sin más, abandonando la propiedad pues la puerta de la cancela había quedado abierta. Así la dejó Lady Howe cuando se fue a dormir, cerca de las dos de la mañana, después de buscar al perro infructuosamente, así como dejó agua, comida y la cama del perro en un lugar fácilmente accesible, en la esperanza de que volviera por sí sólo.

A la mañana siguiente Bolo estaba acurrucado en su cama en un estado lamentable. En su huída se había producido serias heridas en la cabeza y el cuerpo, siendo la peor de ellas un gran agujero en el estómago que se hizo al quedar prácticamente empalado en una de las vallas de la finca. Los guardas recomendaron el sacrificio del perro, pero Lorna se negó. Estamos en 1919 y el veterinario de Lady Howe vive a más de 15 kilómetros, en Craven Arms. Cuando llegan allí se encuentran con que está de viaje, por lo que Lorna recurre a un “kennelman” local llamado Bowes quien ayuda a la condesa a curar al perro. Ella misma le dio hasta veinte puntos para cerrar la herida del estómago y puso unos tubos para que actuaran como drenaje. Todo parecía ir bien hasta que un día se oían disparos en la zona. Bolo escapó de nuevo volviendo al rato con un pájaro en la boca y con todos los puntos abiertos que le fueron nuevamente cosidos sin que el perro emitiera un solo quejido.
Cuatro años más tarde Bolo y su hijo Corby enfermaron de repente. El veterinario de Lady Howe diagnosticó un posible envenenamiento que les había producido fuertes hemorragias internas. La condesa se llevó a ambos perros a su residencia de Londres, donde los cuidó personalmente hasta su recuperación. Esas fueron las dos únicas ocasiones en que Bolo estuvo enfermo. Un hijo único de un perro que se convertiría en un perro único, denostado por sus primeros propietarios y luego Campeón de Belleza y Trabajo y presente en casi todos los Labradores de hoy en día.

“Nunca tendré un perro como él”, escribió a su muerte Lady Howe. Es posible que sea cierto, al menos en el aspecto mítico o en el afecto de su dueña, pero no podemos dejar de mencionar otro perro mítico de la Condesa, “Ch. Bramshaw Bob”, quien no sólo sería un gran perro de trabajo, sino imbatible en los rings de exposiciones. Se hizo campeón ganando los tres CC en tres semanas consecutivas. En 1932 se presentó por primera vez en Crufts. Resultado: ¡Best In Show!, repitiendo resultado al año siguiente, algo excepcional y casi irrepetible para ningún otro perro.


La edad moderna y contemporánea de la raza

La Segunda Guerra Mundial marca un punto de inflexión en la popularidad de la raza que, trascendiendo de su tradicional papel como perro de caza, empieza a ser cada vez más popular entre los simples aficionados a los perros o para su utilización en otros muchos menesteres. A partir de ese momento, el Labrador Retriever se convierte en la raza más importante del mundo junto al sempiterno Pastor Alemán algo que, sin poner en duda que ha significado una suerte para el Labrador, ha supuesto también su lacra más importante.

Hasta los años 50 del pasado siglo, el Labrador Retriever, al igual que muchas otras razas, se mantuvo como una sola raza utilizada para muchas funciones y era habitual ver a los mejores criadores triunfando tanto en los rings de belleza como en los Field Trial de Trabajo.

El advenimiento de la “Sociedad del Ocio” a partir de la década de los 60, cuando las clases medias y populares empiezan a disfrutar de algo que, hasta entonces, había estado sólo reservado a los sectores más pudientes de la Sociedad: el tiempo libre, la cría y, sobre todo, tenencia de perros se convierte en algo normal en cualquier familia, lo que condiciona la vida de las personas y, de forma secundaria, la de los propios animales.

Las Exposiciones Caninas se popularizan, convirtiéndose más en un pasatiempo social que en un simple punto de encuentro de criadores donde afinar los productos de sus cruces. Los grandes criaderos empiezan a verse desplazados por pequeños criadores amateurs e incluso por criadores individuales, con otros intereses, inquietudes y puntos de vista.

Por otro lado, la caza práctica también se convierte en un deporte de competición, en el que priman condiciones como la velocidad y la eficacia en el cobro por encima de la resistencia o la calma. Ello lleva también a una modificación en los criterios de selección de aquellos que tienen el trabajo como único propósito en la cría del Labrador Retriever.

La consecuencia de todo esto es la deriva de una sola raza, con un solo estándar, hacia dos modelos interpretativos tan distintos que, con el tiempo, han ido dando lugar prácticamente a dos razas diferentes.

Otra de las características que definen la Edad Contemporánea del Labrador Retriever es la internacionalización de la raza.

Hasta la Segunda Guerra Mundial, a pesar de su presencia en otros países, especialmente en los Estados Unidos, el Labrador se mantiene como una raza casi exclusivamente británica y todos aquellos aficionados del resto del mundo que quieren establecer o continuar con un programa de cría, deben acudir a Gran Bretaña para poder surtirse de buenos ejemplares.

La situación va cambiando a partir de los años 70, cuando, debido al resultado de grandes importaciones, lugares como Francia, Escandinavia o Estados Unidos, empiezan a ofrecer al mundo líneas de cría sólidas, estables y sanas que se van extendiendo por el resto del mundo.

A esto se suma el aumento de la consanguineidad de las líneas británicas, debido en gran parte a la influencia negativa de una ley de cuarentena que hace muy complicado salir al exterior o importar nuevas sangres, lo que deriva en la proliferación de algunos problemas de salud y de tipo que se hacen cada vez más evidentes hasta las últimas décadas del pasado siglo.

A partir de mediados de los 90, los ingleses empiezan a recurrir a la importación de ejemplares de otros países, especialmente de Escandinavia y Estados Unidos, algo que se incrementa con la caída de la cuarentena en el año 2001, lo que permite, tanto la venida de perros desde Europa y América, como la salida de ejemplares desde el Reino Unido hacia el exterior.

Esta nueva situación, unida a la llegada en tromba de nuevos criadores y aficionados de Europa del Este, con ganas de trabajar y establecer nuevas líneas, lleva a que, en esta primera parte del siglo XXI, el Labrador Retriever haya visto su pool genético muy enriquecido a nivel internacional, lo que es sin duda positivo, pero también que se haya diluido la homogeneidad y la percepción de las líneas de sangre antes tan claramente definidas.

La popularidad de la raza no ha provocado un descenso en la calidad de los ejemplares, en los últimos 20 años hemos visto pasar por nuestro país ejemplares de los criaderos mas importantes del Reino Unido , afijos como Rocheby, Mardas, Blondella, Poolstead, y Sandylands siguen representados en los pedigrees actuales a través de los afijos Españoles que se atrevieron a importarlos, pioneros en la raza como Alvaraziz o Terra Cha ya no continúan su labor de cria o lo hacen con cuentagotas, mientras que otros como De la Enna,   Rio Nevado,  Harpocan , Abantueso,   Del trango y La Marmatida continúan desde entonces distintos proyectos incorporando ejemplares de líneas Inglesas ( Lejie, Carpenny, Allenies, Naiken), Suecas ( Musical’s , Guidelines, Annuals, Khamses ), Finlandesas ( Bubbling, Mallorns, Tjotte, ) y últimamente americanas ( Beechcroft, Windfall, Devonshire, Lubberline, etc.).

 La desaparición de la cuarentena y aparición del Pet travel scheme provoco la llegada masiva de ejemplares Europeos al Reino Unido deseando competir en la cuna de la raza , además la importación al Reino unido de ejemplares americanos ( Hawksmoor webster ) y la exportación de ejemplares del mismo Reino Unido a Estados Unidos , provoco el comienzo de la desaparición de lo que conociamos como líneas clásicas inglesas y americanas, en la actualidad la facilidad para importar ejemplares o realizar inseminaciones con semen congelado han permitido aumentar la diversidad de tipos, manteniendo la calidad media pero perdiendo la tipicidad a la que estábamos acostumbrados. El poderío económico de algunos países como Rusia, ha permitido una mejora drástica de sus ejemplares y han comenzado a exportar sus productos, encontrándonos Labradores de buena calidad pero sin un sustento de cria solido en sus ancestros, por lo que su utilización debera ser realizada con cierta precaucion. En el caso de la dualidad perro de trabajo y belleza nos ocurre algo parecido , a pesar de los esfuerzos por mantener el instinto en nuestros ejemplares, hay una abismal diferencia morfológica y de aptitud entre ambos tipos de perro, apareciendo desde hace unos años ejemplares de trabajo de líneas exclusivas para ello con autentica devoción por el cobro y excelentes resultados en los Field Trials.

En estos últimos veinte años se ha desarrollado un trabajo de cria serio y reflexivo ,se ha conseguido mejorar la calidad de los ejemplares de capa chocolate, se ha mantenido el carácter y la disposición por agradar, a pesar de los cambios en las modas no se ha caído en los excesos de hueso, cabeza, o alzada que penaliza el nuevo estándar,  los trabajos de inbreeding llevado a cabo por algunos criaderos han dado buenos resultados, otros se han decidido por el outcross consiguiendo también ejemplares destacados, además se han venido realizando programas de cria encaminados a disminuir la incidencia de las principales patologías que afectan a la raza como son la displasia de cadera, displasia de codo, atrofia progresiva de retina, colapso inducido por ejercicio, displasia oculoesqueletica, etc, utilizando las herramientas adecuadas bien mediante pruebas fenotípicas como la realización de radiografias y su posterior evaluación por un órgano competente, o bien mediante la realización de los distintos test de ADN que ofrecen los laboratorios para el diagnostico de patologías con herencia genética conocida, cabe destacar aquí el esfuerzo realizado por la Asociacion Española del Labrador Retriever y el Laboratorio Bioiberica para conseguir el desarrollo y posterior comercialización del primer test genético para los marcadores de la displasia de cadera.

 

Enlaces de interés

Clubs


Otros


Criadores